miércoles, 6 de junio de 2012

Fábula del director, profesor y alumno o lo que es lo mismo, politico, sindicato y taxista

Ante todo me gustaría aclarar que este artículo no pretende ser ninguna justificación ante nada, simplemente aclarar cuál es la situación actual del sector y que tenemos de tener en cuenta para poder entender varias cosas que están ocurriendo. Dicho esto comienzo.

La fábula del cuento titulado “el director, el profesor y sus alumnos”.

.- Llamaremos al director, los políticos.
.- A los profesores, las organizaciones.
.- A los alumnos, a los taxistas.

Tenemos ahora un dilema, pretendemos los taxistas, que los sindicatos ejecuten medidas que de ellos la mayoría no tienen ninguna potestad para aplicarlas, y así cualquier tipo de avance se hace desesperante, siempre que el político no actúe con la celeridad que reclama cada situación. Es decir, los alumnos le decimos al profesor queremos más actividades complementarias, y el profesor nos comenta que no depende de él ya que el director carece de presupuesto o que no tiene las subvenciones del estado para que el alumno mejore su preparación de cara al futuro.
El alumno entonces dado que quiere prosperar en conocimientos exige al profesor que sea más tajante y se plante contra el director, y aquí tenemos el problema, porque debería saber el director del centro cuales son las necesidades del alumno para cada curso, y no tendría que exigir el profesor nada que no fuera lo meramente básico y puntual, dado que su función no es otra que enseñar y comunicar las deficiencias de los alumnos al máximo mandatario del centro, y también tampoco debería tener que decirle al director cuales serían las soluciones por la mala planificación del centro a la hora de no poder enseñar con las más elementales herramientas necesarias para que esto fuera así.

En el taxi seria idénticamente igual, no podemos pretender que la administración siempre tenga que actuar para arreglar los problemas del colectivo, por la presión continua de los sindicatos del taxi u organizaciones, como lo queramos llamar, porque debería haber unos protocolos de actuación para cada necesidad puntual del colectivo, cosa que no existe, porque equivocadamente este trabajo lo está realizando continuamente las organizaciones con el resultado que todos conocemos. Encima proponiendo ellas mismas las posibles soluciones, trabajo que no les pertenece.
Hace pocas fechas, se convocaron unas “elecciones” para elegir los interlocutores ( mal llamados representantes) del taxista frente a la administración, y se pretende hacer ver que ellos son los que deben exigir al gigante de la administración que se cumplan todas las necesidades del colectivo, además de darles la solución en bandeja sin el rigor necesario, dado que el taxista no deja de ser lo que es, taxista, por lo tanto la mayoría carece en su agrupación de las personas más cualificadas para abordar la mayoría de problemas que necesitan de unos datos que el político que gobierna tiene en su sede, entre otras cosas. Y el resultado es el siguiente:

.- Hace el sindicato de turno el trabajo para el que no está facultado.

.- Dejamos al político con los sueldos que cobran que dejen de actuar para la función que están designados.

.- Acometen los sindicatos con una responsabilidad gratuita, que no tienen necesidad.

.- En definitiva los conceptos están cambiados y el taxista tiene que sufrir con unas luchas internas entre compañeros innecesaria, cuando el problema radica en la mayoría de veces en la dejadez de funciones del político que tiene el mandato, creando unos conflictos internos entre un sector al errar el foco del causante de no poder solucionar los problemas, al reclamar su solución al interlocutor equivocado.
Por lo tanto, el hecho de montar unas “elecciones”, es simplemente para saber cada cuatro años, quienes son las personas que tienen que trasladar todas nuestras necesidades básicas y puntuales al político que gestiona el taxi, nada más. El sindicato no puede creerse el amo y señor de la situación dando soluciones y aportando medidas, ya que esa no es su función, ese trabajo pertenece a la administración. Esta es la principal causa de nuestras auténticas lagunas en conceptos y responsabilidades. Creemos que se montan una consulta al sector para que estos señores gobiernen cuando no es así, y aquí es donde nos equivocamos, empezando por los sindicatos y después por los taxistas, Nuestro principal problema en la actualidad, y no solamente en el taxi es que los políticos, deberían ejercer de oficio muchas veces y unas veces por dejadez y otras por falta de presión, nos encontramos en una situación tremendamente caótica.

EL TAXI DE BARCELONA DEBERIA EN SU CONJUNTO REFLEXIONAR SOBRE ESTO, PARA PODER SABER EN CADA MOMENTO A QUE PUERTA TOCAR.

Los taxistas debemos trabajar y trasladar a las organizaciones elegidas para tal menester nuestros problemas para que lo comuniquen a las administraciones y que ELLAS encuentren las soluciones más idóneas para todo el mundo. Los sindicatos no pueden jugar a políticos, cada uno su parcela, ellos deberían actuar con la contundencia apropiada a cada reclamación básica del colectivo. Pero las medidas de gran calado el económico o estructural deberían de ser ellos los encargados de buscarle la solución más apropiada.

Para acabar me gustaría que se entendiera que cada parámetro, como el de taxista, sindicato y administración se plantee cuál es su verdadera función dentro del engranaje del motor del amarillo y negro, porque esta sería la única manera de eliminar disputas internas, solucionar problemas y lograr que de una vez por todas podamos avanzar todos en una misma dirección.

Gracias por leer esta nota que no es otra que mi humilde conclusión de esta aberración que estamos viviendo

1 comentario:

  1. Me encanta la Fábula, aunque la he leído dos veces para enterarme bien, coincido plenamente, enhorabuena.

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